Cuando el malestar se somatiza

La ansiedad

La somatización es la transformación del proceso mental en el síntoma físico de forma involuntaria

No cabe duda de que ciertos aspectos psicológicos influyen en nuestro cuerpo, haciendo en ocasiones que la enfermedad aparezca ante la influencia de nuestras emociones. Podríamos definir el somatizar como la transformación o conversión del proceso mental en el síntoma físico de forma involuntaria

Síntomas

¿Cuántas veces habremos ido al médico con síntomas a los que no encuentran explicación física? Hormigueos, sudoración, contracturas, dolores de cabeza, adormecimiento de extremidades, dolores gastrointestinales…son sólo algunos de los malestares más comunes a los que podemos referirnos cuando el dolor emocional se refleja en nuestro cuerpo.

Las emociones tienen que ser expresadas. Es natural que en ocasiones el miedo a no encontrar respeto o comprensión nos paralice, obligándonos a esconderlos para no sentirnos solos, incomprendidos, o desamparados, lo que puede llevarnos a la somatización a medida que los problemas emocionales persisten de la mano de una pobre gestión emocional. Si nos cuesta ser resolutivos con los conflictos emocionales y no nos tomamos el tiempo de gestionarlo, habrá más opciones de enfermar. Un ejemplo común: Tras un período de gran estrés, (proyecto laboral, tras un examen, la enfermedad de un familiar…) tratamos de disfrutar de un descanso y enfermamos.

Cuando las emociones que habitualmente consideramos negativas nos invaden, tendemos a reprimirlas; ya sea por creencias rígidas o por no ser el momento o el lugar indicados, y cuando la mente se relaja el cuerpo pasa la factura de cómo hemos manejado emocionalmente estos eventos: reclama nuestra atención.

Cómo podemos manejarlo

¿Qué podemos hacer para tratar de evitar este malestar? Permitirnos sentir. A pesar de ser agotador, es necesario para reconciliarnos con nuestras heridas emocionales. Es importante dar a la emoción el espacio que se merece. Es importante preguntarnos cómo nos sentimos, qué necesitamos…

En muchas ocasiones, es difícil dejar de somatizar pues nos empeñamos en la existencia de una dolencia física sumergida que hace difícil aceptar el papel principal de nuestra mente en la somatización; es más sencillo hallar una causa orgánica que nos facilite un tratamiento menos largo y que requiera menos participación de todo nuestro ser. El tratamiento farmacológico puede ayudarnos a gestionar algunas de las dolencias, pero es un apósito a corto plazo que, complementado con un profesional que nos ayude a gestionar nuestras emociones, generará mayor efectividad y mejora.

Reconocer nuestra situación actual y las emociones que estamos sintiendo es el primer paso hacia nuestro bienestar emocional. La vida no siempre estará llena de buenos momentos; reconocer las emociones que nos surgen en ella pueden suponer un gran aprendizaje escondido

Desde Psicokide estaremos encantados de poder ayudarte a manejar las dificultades que puedas estar experimentando. Escríbenos y cuéntanos tu historia.

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