CÓMO DEJAR DE COMPLACER SIEMPRE
¿Cómo podemos cambiar nuestra actitud?
El primer paso es ser nosotros mismos. Aceptarnos, darnos un espacio (con lo que nos gusta y lo que no de nuestro ser). Perdonémonos, no seamos tan intransigentes. No siempre podremos con todo, ni tendremos la mejor de las sonrisas. No somos robots, cada día es diferente y nuestro estado de ánimo fluye igualmente.
Escuchemos y respetémonos
Muchas veces cuando complacemos al otro, sentimos un conflicto interno que nos indica que no estamos cómodos con la situación. Tal vez el cuerpo se tense, notemos un nudo en el estómago, o las piernas pesadas. Quizás sintamos esto y tratemos de no hacer caso a las señales, perdiendo una oportunidad maravillosa para escuchar a nuestro cuerpo, quien nos invita a frenar y cuidarnos. Puede que en un comienzo sea difícil identificar las sensaciones, pero practicando la conciencia plena nos beneficiaremos de este lenguaje.
Respetémonos, cuando valoramos nuestros deseos y opiniones, surge el sentimiento de coherencia con uno mismo. Las relaciones se volverán más fuertes, claras, y transparentes: serán congruentes. Aparquemos el miedo a no gustar: siempre habrá alguien a quien no gustemos así que, ¿Por qué no ser al menos uno mismo?
Aceptémonos
Ser congruente y asertivo no significará que los demás estén de acuerdo contigo. Como ya hemos dicho, no siempre gustarás. No es algo personal, no es contra ti, sino contra una opinión o actuación. Esto no nos hace menos valiosos, todo lo contrario, nos define más en relación a nuestro entorno.
No es que hablemos de ser egoístas, sino de preocuparse por los que nos rodean empezando por el amor propio. Nuestra identidad no puede residir en la aprobación ajena. Si dejamos al otro pensar que siempre va en primer lugar, el otro sentirá que nosotros siempre vamos en el segundo. A medida que abandonemos la búsqueda de la aceptación social constante, dejaremos de preocuparnos continuamente por la opinión externa, implicándonos más en nuestra propia vida y los valores que en ella queremos. Entendiendo nuestros tiempos y espacios, las relaciones se volverán más equilibradas de forma paralela. Sentirás mayor recepción de lo que sucede a tu alrededor.
Busquemos el equilibrio
Buscar un equilibrio entre el auto-cuidado y la complacencia al otro es necesario para poder vivir plena y saludablemente. Nos merecemos cuidar de nosotros mismos, aprendiendo a ser asertivos y diciendo en ocasiones “no” para liberarnos de estas sensaciones de agotamiento emocional.
Tomémonos un tiempo. Por breve que sea demos un paseo, respiremos conscientemente, sentémonos a disfrutar de unos rayos de luz. Tratemos de visualizar qué sensaciones surgen en nosotros cuando nos cuidamos. Busquemos en el futuro crear esas sensaciones en nuestro día a día.
Y tú, ¿Sientes que vives para los demás olvidando el cuidarte? Desde Psicokide estaremos encantados de escuchar tu historia y ayudarte a dar los pasos que necesites hacia tu bienestar
Martha Patricia
abril 21st, 2024 23:29
Hola. Soy de México y me gustaría saber si atiende Online Gracias